sábado, 4 de diciembre de 2010

DIARIO DE CAMPO N.3

En esta tercera y última entrega, pretendo hacer un sondeo por todos los datos de diferente índole recogidos en los diarios anteriores, como los a continuación expuestos. La idea es, después de presentarlos, articularlos de tal forma que puedan dar completa respuesta a las preguntas de investigación planteadas. Los demás aspectos, como objeto, relación objeto-investigador, técnicas de investigación han sido  actualizados definitivamente en las anteriores entregas.

PREGUNTAS DE INVESTIGACION  FINALES
·         ¿Cuáles son las relaciones entre la danza (específicamente el ballet) y los cuerpos partiendo de la duplicidad de género?  ¿Bajo qué tipo de dinámicas se constituyen?
·         ¿Cómo son establecidos los roles de género en el ejercicio de la danza? ¿Cuáles son sus diferenciaciones y similitudes?

Fuentes Primarias.

Documentales:

-Entrevista a estudiante hombre, cursa VI de Ballet.

Me acerqué al estudiante mientras observaba con curiosidad uno de los ensayos de la compañía, delgado y de huesos grandes porta el uniforme distintivo para su sexo, uno que dista de las medias veladas lila, trusa negra y moño de sus compañeras. El de ellos es más parco y simple, menos adornado, y sin ningún detalle, es a grandes rasgos un uniforme de mayor masculinidad, sin las sutilezas ni el ‘encanto de lo femenino’ (teniendo en cuenta lo descrito más adelante en el capítulo de Heritier)
Pregunto por las diferencias que él considera que hay entre hombres y mujeres en el ballet, a lo que responde: ´´El virtuosismo. Las virtudes de las mujeres son las puntas, los giros a puntas, los equilibrios y las piernas altas; mientras que las de los hombres son los saltos y giros. Juntos debe ser la conexión entre el varón y la mujer para hacer un pas de deux y cosas así [sic]. Es diferente la preparación de la mujer, porque ella desde pequeña aprende a manejar sus puntas, a hacer ejercicios para las alturas de las piernas; los varones hacemos lo mismo pero a media punta, y nos enfocamos en los saltos y giros. Somos distintos en la pantomima, en las formas de expresarnos en el escenario.
[¿Y ustedes porque no utilizan punta?] Se inventaron las puntas para las mujeres, pero primero fueron los hombres al bailar en media punta. Fue el rey Luis XIV el que le dio fuerza al ballet, porque este era del pueblo, nació en Italia y se desarrollo en Francia. Luego fue baile de salón, que no era un arte aun, donde participaron hombres y mujeres pero con grandes vestidos y haciendo pasos pequeños.´´


-Entrevista a profesora Mayda Rivero, parte del comité artístico de Incolballet.

La entrevista fue tomada brevemente mientras ella dirigía una de las clases de la Compañía (de la cual hay registro en video) Los profesores no tienen ningún tipo de distinción por su sexo, ni en apariencia ni en labores, si no más bien cumplen el papel de autoridad asexuada que imparte instrucciones y conocimiento por igual, son quienes saben cómo dar lección a los hombres y a las mujeres.

 ´´Como es normal, siempre en las mujeres todo es más delicado, todos los movimientos de ellas son más finos y suaves; el hombre hace movimientos muy parecidos pero con un toque más masculino. Hay diferencias de brazos, por ejemplo, a la hora de bailar. Siempre en los hombres  las variaciones y sus solos son de grandes saltos. Las chicas se identifican por la suavidad en los brazos, las piernas van más altas, tienen equilibrios, los movimientos son más delicados, aunque giren igual que los hombres, ellos por lo general dan más vueltas que ellas: si las mujeres hacen dos, ellos hacen 4.
[¿Los hombres por qué no usan punta?]  El baile de los hombres  siempre fue y ha sido a media punta, la punta siempre ha sido para las mujeres, desde los inicios.
[¿Y en cuanto a sus actitudes?] Para verse delicada y femenina, la mujer; el hombre tiene que hacer su papel de hombre y debe ser masculino en el escenario. Ellos comparten pasos pero siempre los hombres con ese toque varonil, siendo ellos mismos quienes marquen la diferencia de las mujeres.

Hay claras similitudes entre lo planteado someramente por el estudiante y el análisis del libro[1] sobre el ballet realizado en los diarios anteriores, cosa que no me sorprende, dado a que la danza es toda una institución educativa codificada y como tal, es apenas obvio que transmita sus saberes a sus adeptos. Los estudiantes reconocen a través de ese legado e instrucción formativa sobre la historia del ballet, las diferencias establecidas en los géneros, desde su fundación, como desde la práctica que ellos están ejerciendo actualmente. Se identifican con aquellos cánones preestablecidos y equiparan las diferencias de género a lo aprendido en el plano académico.

En cuanto a la profesora, que esta aun más ceñida a la academia y sus preceptos, a la hora de mencionar las diferencias de géneros en el ballet usa para referirse a las mujeres, adjetivos enganchados culturalmente a lo femenino –se deben diferenciar los usos de la palabra femenino: uno que es un sinónimo de delicado, sutil, etc. y otro cuya significación es lo relativo a la mujer-  para establecer una idea nada novedosa en tanto a las miradas de género presentes en las sociedades occidentales: una mujer frágil y delicada, todas unas bailarinas de cristal. Deja claro que no se les hecha en el mismo costal a los dos sexos a la hora del espectáculo, estos deben reconocerse claramente y estar distinguidos, y esta diferencia no parte únicamente de lo que la danza metodológicamente les impone, si no que parte de ellos mismos, de sus conductas, portes, gestos y apariencias que los inscriban con fidelidad en lo esperado del género, en los hombres la galantería, en las mujeres la gracia y finura.

Las ideas anteriores coinciden con lo visto en el libro sobre el ballet de Salazar, lo que significaría una apropiación las técnicas clásicas y tradicionales de la institución. El personal de Incolballet parece inscribirse totalmente y está cubierto bajo la mirada que el ballet le impone sobre los géneros. Los cuerpos están condicionados –¿y dominados?-  totalmente por la ideología.


-Capítulo, La Sangre del Guerrero y de las mujeres, del libro Masculino/Femenino de Françoise Heritier.

Ni para Heritier, ni para nadie es un secreto que en las sociedades occidentales hay un predominio masculino en los distintos ámbitos de la vida política, económica y simbólica. Me atrevería a pensar que la prueba más fehaciente de esta dominación son los movimientos, campañas, y esfuerzos que hay en apoyo y/o protección especial a mujeres, ancianos y niños: siempre se les agrupan en base a una consideración de debilidad mayor.
Para Heritier, hay un cuerpo de juicios de valor que se presentan como naturales, y que se asumen a través del comportamiento,  de las ``cualidades´´ o ``defectos´´ característicos de los sexos.  Un tipo de discurso negativo que recae sobre las mujeres, las acusa de curiosas, indiscretas, charlatanas, de poca inventiva y creatividad, esclavas de su cuerpo y sentimientos, histéricas, celosas, envidiosas, poco aptas para controlar…´´Eva, Dalila, Galatea, Afrodita´´. Otro tipo de discurso aparentemente menos ‘severo’ las clasifica como suaves, frágiles, delicadas, tiernas, hogareñas, intuitivas, amantes de la paz pero desprovistas de capacidades intelectuales y de abstracción, crédulas, púdicas y sumisas, quienes necesitan de un hombre que las controle. Vemos que es común en los dos discursos  la falta de importantes habilidades, especialmente las de controlar y  generar saberes intelectuales. Estas series cualitativas están negativamente marcadas o parecen desvalorizadas, en tanto las series cualitativas masculinas correspondientes son positivas o se valoran. Los dos sexos están dentro de un sistema de oposiciones jerarquizado donde no hay términos medios para la valorización de estos, siempre hay un polo que sobresale. Y es un asunto inquietante que a menudo se valoren los aspectos negativos del sexo en detrimento una supuesta moralidad, es decir, la guerra comúnmente está mal vista, pero es de más ‘valor’ un hombre valiente y dispuesto al combate –como actitud- que uno que se comporte sutil y frágil como una ‘damisela’ . Es mejor el macho maldadoso, que el tonto bueno e ingenuo.
Cabe resaltar que parece que en la danza son los valores positivos los que se toman: belleza, sutileza, armonía en el caso de las mujeres pero que se confunden con la valoración de lo negativo en el caso del hombre: insensible, rígido, fuerte, que no demuestra emociones, y el ballet requiere un poco de esa caracterización, sin tiranizar, solo acentuar.
En tanto al origen de esta supremacía del sexo, no ha bastado solamente  hacer análisis de las sociedades de culturas arcaicas aun presentes en el planeta, según Heritier, la mayoría de estudios a comunidades de este tipo, donde prevalecerían modelos de distribución de poder muy antiguos, la dominación masculina sigue prevaleciendo. Sin generalizar: en ninguna sociedad se logra que los hombres y mujeres actúen de manera totalmente paralela o simétrica.


-Capítulo Las Identidades de género como fantasías discursivas, por Gabriela Castellanos del libro Identidad, Cultura y Política: Perspectivas conceptuales, miradas empíricas.

Un poco en contravía de lo plantedo a través de Heritier sobre el aspecto sexual biológico como punto de partida invariable de la dualidad y valorización masculino/femenino, Castellanos trae a  colación autores que basan la identidad de género en la formación de los discursos y el lenguaje ``[…]vistos estos como acción, es decir, como suceso, como devenir y, por lo tanto, como contingencia´´ , así como formas de comportamiento que surjan de estos aspectos. No se construye identidad únicamente en base a la aceptación de categorías y denominaciones sobre el género, sino reconociendo las construcciones culturales.

Al principio, la definición de género asignó lo biológico, universal e invariable al sexo, y lo contingente, particular y variable al género, pero la distinción sexo/género ``sugiere una discontinuidad radical entre cuerpos sexuados y géneros culturalmente construidos´´. Castellanos cita a  Butler: ´´[…] el género no es a la cultura como el sexo a la naturaleza; el género es también el medio discursivo/cultural por medio del cual se produce una ‘naturaleza sexuada’ o un ‘sexo natural’ y se establece el uno o el otro como prediscursivo, o previo a la cultura, como una superficie políticamente neutra sobre la cual actúa la cultura’’.

El género no es cultura, y el sexo no es naturaleza,  los dos, según Castellanos, desaparecen como sustancias y se plantean como productos de una evolución histórica operados por una ´´performatividad`` que supuestamente constituye lo innato: ´´Es la capacidad ‘performativa’ o realizativa del lenguaje la que permite al sujeto construir su identidad de género […] al enunciar reiteradamente, desde la infancia, se construye un tipo determinado de yo, con las características que el enunciado y la enunciación le confieren``.
Finaliza este capítulo alegando que las identidades se elaboran tanto desde afuera de los sujetos en contextos específicos, como desde su individualidad. Hay una gran tendencia en los teóricos de las ciencias sociales a desestimar el papel del propio sujeto en los procesos de construcción de género y sexualidad, asunto que desde su mirada, debe ser revaluado y tenido en cuenta a corrección.


CONCLUSIONES

Según Françoise Heritier ´´La materia prima de lo biológico es el cuerpo, pues constituye el primer lugar de observación de los datos sensibles, y porque a cualquier problema complejo no se le pueden aportar soluciones que no recurran a explicaciones cuyo encadenamiento se remonte a datos cada vez más simples, hasta que den con evidencias elementales ´´. Para esta investigación el cuerpo del bailarín en el marco del ejercicio de la danza, ha sido el laboratorio de análisis  más sensible en el que se ha pretendido ir dando cuenta de las evidencias que este muestre en tanto las identidades de género. Pero sin dejar de lado todos los conceptos que contextualicen históricamente al ballet dentro de lugares y situaciones especificas influyentes en su desarrollo; ni la palabra de los participantes en la práctica.

En las dos instituciones estudiadas, Allegro e Incolballet, encontré claras similitudes en tanto a la metodología educativa (a pesar de que en Allegro haya sólo un hombre bailarín): se emplean como base las cinco posiciones del ballet clásico, se hace énfasis en las posturas rectas y controladas, en las niñas hay refuerzos de movimientos sutiles de brazos, y, especialmente la casi igualdad de las opiniones respecto a las diferencias en el baile en base a los sexos. Coinciden en que los hombres se dedican más a giros y saltos, en acompañar a las bailarinas, ser masculinos y galantes. Las mujeres a bailar en puntas, en llevar las piernas altas, manejar  con mayor empeño los movimientos de brazos, ser femeninas y visiblemente frágiles.  Según estas fuentes, ninguno de los sexos está dominando, debido a que se reparten espacios ‘igualitarios’ en escenario.  Hay una especie  de justicia en la participación artística de los géneros[2].

Tal vez estas coincidencias remitan a que las dos instituciones están bajo los preceptos y códigos que el ballet ha venido trabajando de manera tradicional durante años. Están inscritas en las miradas doctrinarias del ballet, miradas académicas, de principios arraigados en la danza. Estas instituciones cumplirían con reproducir dichos esquemas e ideologías en sus métodos de formación y por ende en las perspectivas de los estudiantes sobre sus papeles en la danza. A partir de ahí es justificable el asombro de una de mis entrevistadas hacia mi pregunta sobre el uso de puntas en los hombres: ha sido naturalizado dentro de su práctica.

En tanto a las raíces de estas plataformas coreográficas y de movimientos -son vitales los apuntes sobre el Libro de Salazar del Diario N.2- quedan entendidos y justificados muchos de los pasos de la danza -especialmente el pas de deux, nombre de esta investigación- en unos orígenes que no siempre han tenido que ver con distribuciones de género, si no con desarrollos estéticos y logísticos de la danza. Los hombres y mujeres han tenido un proceso en su aparición el ballet que no se puede saber con total certeza si ha estado permeado por las ideas de dominación masculina y la historia de ésta en el mundo occidental. Vemos que las mujeres fueron en un comienzo discriminadas y luego integradas en la danza no se sabe a razón de qué, pero en las culturas externas a la práctica ha habido muchos intentos de respuesta a este predominio.

Por una parte está la idea de la dualidad  de Heritier. Los polos opuestos están cargados de valores en lo masculino y lo femenino según culturas específicas, donde las distribuciones de estos valores se ven modificadas por factores ampliamente variables. La dualidad es realmente la única constante en la cual siempre sobresale algún lado de la balanza. En las sociedades occidentales, el origen más posible a esta supremacía, vendría desde las ideas aristotélicas filtradas en los cimientos intelectuales  -ideas sobre la mujer fría, que pierde su sangre inevitablemente, y el hombre caliente, que la conserva a voluntad-, que a su vez se han mantenido en los discursos científicos y médicos –la mujer histérica, las concepciones de la maternidad-. Esto parecería anclar aun más las significaciones de género a hechos biológicos aparentemente irremediables, pero Castellanos nos dice que la valía en todo este asunto la llevan los discursos, aspectos no tan contradictorios si entendemos a toda la propagación de las ideologías a través de vehículos discursivos fijados en  formas del lenguaje que tendrían una exhibición en la ‘performatividad’.

Entonces, es por este camino donde empezamos a tener más respuestas. El ballet, como danza, como práctica artística que ‘dista’ de la naturalidad de las acciones cotidianas -al ser un espectáculo, una puesta en escena- podría considerarse como la performatividad dentro de la performatividad. Es decir, los juicios de valor que operan en la sociedad occidental, donde ha nacido la danza, encuentran en esta práctica una especie de generador-reproductor de valorizaciones de la identidad sexual y los roles. Son espacios donde se ve reflejada la ideología, pero no son un total espejo. En el caso del ballet, vemos como los bailarines hombres adquieren características del varón esperado, galante, vigoroso, fuerte y enérgico, pero son características que han pasado por el velo particular de la danza, que habla de rectitud, control, refinamiento, pulcritud, elegancia, etc.  Esta mezcla de adjetivos genera un tipo de masculinidad especial dentro del ballet. El hombre bailarín, a miradas externas, es preso de estereotipos relativos a la homosexualidad, porque se leen características que, según, no le corresponderían al género. Aun así en la entrevista realizada a una de las estudiantes, señala que ellos se verían gay usando zapatillas de punta, tal vez porque reconoce que ellos tienen su propio tipo de masculinidad en el ejercicio de la danza.  Ella podría decir que todos los hombres se ven gay bailando ballet, pero al estar incluida en dicho cuerpo institucional con miradas de género particulares, es de esperar que no tenga este tipo de comentarios.

En las mujeres habría un tipo de reafirmación de la feminidad en el juego performatividad dentro de performatividad. Lo esperado de ellas, los valores positivos, tienen concordancia con lo que el ballet les imprime: delicadeza, sutileza, armonía, ligereza, etc. y aunque muchas características se les pidan a los sexos por igual, se les hace énfasis curiosamente en que no deben perder su identidad de género, y por eso tienen estilos coreográficos distintos  manifestados a través de actitud y el cuerpo.

Ahora bien, en mi análisis hubo dos relatorías de eventos de danza a los que asistí, ambos inscritos dentro del ballet contemporáneo. Este surge a partir de las variaciones de las formas coreográficas base de la técnica clásica, como de su permeabilidad frente a  estilos extranjeros y exóticos al original. En  estas hibridaciones el ballet toma componentes característicos de las danzas ajenas, para acoplarlos a los suyos, asumiendo distintas perspectivas de género según la cultura del baile que apropien, como en Obras Poéticas.

Igualmente, el nacimiento de la danza moderna en general, se ha dado bajo cambios en las formas de asumir el cuerpo del bailarín, donde toma importancia la ‘interioridad psicológica de este’ (Véase análisis sobre el capitulo Escenas, El cuerpo danzante en el diario N.1) rompiendo con esquemas pasados, revolucionando las relaciones cuerpo-bailarín-alma y sobretodo, desarmando los roles patriarcales de distribución de los sexos en las danzas. El ballet entonces, se ha visto afectado por las apreciaciones y cambios que se han hecho en torno a las ideologías y filosofías de la danza mundialmente. Ha sido poroso, dejando mezclar su linaje de corte con las tendencias que se han ido dando en las esferas y elites artísticas, pero sin perder nunca su raíz, su vínculo representativo y particular.

El ballet es un discurso cuya exhibición es el cuerpo danzante -ya sea en la técnica clásica, o la contemporánea- y que tiene su propia resignificación, más no separación, de los valores añadidos a los géneros en las sociedades occidentales.  Los bailarines se miran al espejo todo el tiempo, en una especie de relación de auto corregimiento de sus posturas, donde la institución les ha dado unas pautas en tanto a cual es la imagen que deben buscar de ellos mismos en el espejo, cada uno, busca al hombre o la mujer que deben ser para la danza. Se miran y se moldean a sí mismos a través de lo que se les pide, no se alejan de la doctrina, ni dejan de ser totalmente los hombres y las mujeres que la cultura les ha enseñado a ser.


[1] La danza y el Ballet Introducción al conocimiento de la danza de arte y del ballet, por Adolfo Salazar. Capítulos: ‘’El ballet de Cour. Luly’’ y ‘’La danza clásica’’.


[2]  Véase entrevista a Marcela Cussan, Fuentes Diario N.1. entrevistas a estudiante y profesora Mayda Rivero, de Incolballet, Fuentes  Diario N.3

lunes, 15 de noviembre de 2010

Diario de Campo N.2

En este segundo diario de campo me he esforzado en ponerme en contacto  más directo y presencial con el objeto de estudio, y si bien no he tenido modificaciones en cuanto a dicho objeto ni las preguntas en las que deseo explorar, debo reconocer que he encontrado lazos mas definidos entre la escogencia de determinado objeto con mi propósito investigativo. Sin duda debo anotar mi interés por la formacion educativa de género, de la cual participé durante todo mi periodo escolar; en base a este me surgen inquietudes acerca de las identidades forjadas en los estudiantes, y que estos a su vez reproducen en sociedad. El ballet es un laboratorio de experimentación, no sobre la medida e influencia de las formaciones de género en los bailarines, si no sobre el peso y las evidencias de ideologias culturales presentes y mostradas a través del cuerpo, cuerpos tildados en ocasiones de femeninos a pesar de que no sean sólo mujeres, debido a la sutileza de la danza. Una exploracion hacia el ballet, desde el ballet como institución y academia, y desde preceptos de identidad forjados en sociedad.

Fuentes primarias

Orales: Entrevista con la directora artística de Incolballet, Elena Cala. (Pendiente)
Con esta entrevista espero tener una fuente mas concertada y de mayor peso que los testimonios rápidos y  breves que alcance a hacer en el primer trabajo de campo con los estudiantes, espero tener información mas especifica y academica sobre los por qués de las distinciones de género que he encontrado, como sobre desconocidas.

Documentales:
  • Asistencia al evento de Ballet Maria basado en la obra de Jorge Isaacs .
Antes que nada debe tenerse en cuenta que la historia desarrollada en la obra es una adaptación a la del libro Maria, donde acontecen los mismos hechos que en la novela, los mismos giros dramáticos y los mismos personajes. Estos aspectos, como  los de realización y detalles de la obra literaria  no son de mi interés, sino la forma artística en que fue tomada, es decir el baile –el ballet-y las concepciones de género e identidad que pueda leer en este ejercicio.
Maria, dado a lo anteriormente descrito tiene unos roles de género preestablecidos de la obra original, las mujeres  y los hombres se visten y se comportan según la representación de los mismos en el libro y el contexto histórico de este. El baile y sus pasos se esfuerzan en que el espectador reciba y entienda lo que les sucede a los personajes, los cuales  corren, ríen, se desesperan, se aman, se abrazan, lloran y mueren, etc , es decir, no sólo son cuerpos danzantes al compas de un ritmo, si no seres  humanos.
Los personajes femeninos al presentarse siempre fueron de movimientos delicados y sutiles, incluso sostenían flores y tejidos en muchas ocasiones, al danzar junto a los hombres eran delicadas y livianas, los hombres por su parte eran masculinos, fuertes, poderosos y enérgicos, portando armas de cacería y haciendo ademanes de montadura a caballo. Igualmente tanto hombres como mujeres, tenían espacio para danzar entre ellos únicamente y ser de forma intercalada los protagonistas en el escenario, formando una separación por la cual marcaban y dejaban claras sus diferencias de identidad y comportamiento según su sexo, aspecto importante para la obra.
 Creo entonces, que Maria está inscrita en un tipo de danza teatral que ha acomodado sus pasos y movimientos a esquemas patriarcales de género –retomando la idea de patriarcal mencionada por Petrozzi en su ensayo- que no le son propios, si no provenientes de una obra literaria que sí los posee.  Pero que dentro del ballet,  la academia clásica y sus preceptos también resignifican  por medio de las coreografías escogidas para destinar  tales roles y estereotipos: hay unos pasos que le van mejor a esa caracterización de hombre, como a aquella caracterización de mujer, y pasos que les van bien a los dos. Supongo, los coreógrafos de Incolballet han tomado decisiones respecto a estas distribuciones, que en lo mínimo, deben surgir a partir de su conocimiento de la danza.
(como enlazaré con el capitulo ‘La Danza Clasica’ del libro La danza y el Ballet, que habla sobre la formación de la técnica clásica, con diferencias en hombres y mujeres)
  • Asistencia a una clase de la Academia Allegro, de preballet. Observación.
Asistí a la clase de preballet  dictada en horas de la mañana a niñas de 5 a 7 años, es un grupo aproximadamente de 8 niñas de la corta edad. Todas ya saben cuales son las cinco posiciones clásicas del ballet aunque las dos profesoras de la clase estén recordándoselas y llamando su atención todo el tiempo, y saben también que de esas cinco ellas solo hacen dos -al criterio de la maestra Marcela Cussan expresado en la entrevista anterior, debido a su edad y la poca educación de su cuerpo-. Las profesoras les hacen repetir las posiciones y les enseñan distintos movimientos de brazos muy sutiles y delicados, siempre les hacen énfasis en la postura recta de la columna, en hacer con rectitud los ejercicios y en que no deben juzgar a las demás por sus posturas no acopladas porque ´´todas somos distintas´´.
Las niñas caminan rápido manteniendo ciertas posturas y mientras lo hacen se miran al espejo, miran lo que hacen, hacen otras piruetas, otras posiciones y bailan. Me pregunto entonces si se está desarrollando en ellas algún tipo de conciencia –o inconciencia-  de la feminidad, si el ballet como educación no las incluye en un universo femenino por sí mismo, moldea cuerpos femeninos desde la ausencia aparentemente no concientizada del otro género. Podría ser el caso también de los colegios de género, donde al estar ausente el otro sexo se polaricen de alguna manera por sí solos, y todas las acciones que se realicen en estos espacios se vean inscritas dentro de una identidad sexual específica.  No quiero entrar a divagar en cuestiones de psicología infantil ni de aprendizaje, si no plantear estas preguntas a la luz de que la incidencia de sus respuestas modifique las expresiones de ese cuerpo danzante  de identidad sexuada. Mencionar la influencia de estas instituciones sobre los danzantes que a su vez son reflejo de estas, y se forjan en lo que la institución les pide, es decir, como instrumentos de ballet que desde su personalidad manifiestan género. Como he dicho ya, no es mi intención hondar en este tipo de consideraciones, pero si tenerlas en cuenta a la hora de abordar el tema.
Al final de la clase, las profesoras las empecinan en que las niñas tengan un acercamiento teatral por medio de la elaboración de gestos, como tristeza, felicidad, sorpresa, aburrimiento, lo que educaría su desempeño en escenario.

 
  • Asistencia a tres clases en la escuela Incolballet:
1. Técnica Clásica, estudiantes de quinto de ballet, octavo de bachillerato. Observación.

La clase se compone de 15 alumnos, de ellos tres hombres. La distinción que se les ha otorgado reside en su vestimenta: las niñas usan medias veladas, trusa, zapatillas rosadas y cabello recogido en moño; los niños  camisilla blanca, licra negra corta, medias hasta la rodilla y zapatillas blancas. Ninguna de las zapatillas tiene soporte.
La profesora les hace énfasis continuo en la postura, la suavidad, demostrar comodidad, ligereza, respiración discreta, sentir la música y ser flexible. Los movimientos son ausentes de toda agresividad, ellos aparentemente sudan de estar quietos.
Se le pide a uno de los niños verse más cómodo, en general a ellos se les ve un poco más tiesos y difíciles a la hora de ocultar el esfuerzo físico a pesar de que a todos se les piden los mismos pasos.
Hay una suprema importancia hacia el cuidado de la imagen del bailarín y de sus movimientos corporales, la profesora les dice ´´se pueden estar muriendo pero el público no lo debe saber``, ''Emily, tu eres flaquita y yo te veo panza'' haciendo un claro enfoque en cómo deben verse ellos, ausencia total de formas grotescas, vulgares o desmedidas en la ejecución de los ejercicios. Ejecutan primero movimientos en solitario y luego en grupo con distintas canciones de corte clásico.
Es interesante la presencia de espejos en los salones de esta disciplina, al igual que en la academia Allegro los niños se miran al ejecutar sus pasos, lo que les permite saberse y reconocerse visualmente en la estética de bailarín que están desarrollando.
Al hablar brevemente con la profesora sobre la clase y las diferencias que maneja para los niños y niñas, me dice que en estos niveles propiamente educativos de la danza, se les enseña casi lo mismo indistintamente, una base que todo bailarín debe tener independientemente de su sexo.
Se podría decir que son entonces la delicadeza y sutilidad aspectos que deben manejar a plenitud ambos sexos, pero no por eso se les debe echar en el mismo costal, dado que sus funciones según lo estudiado no serán completamente las mismas que las de las mujeres en el ejercicio del baile.


2. Puntas, Séptimo de ballet, decimo de bachillerato.

Como el nombre de la clase lo indica, las estudiantes están aprendiendo a usar zapatillas con punta, y de entrada salgo de dudas enterándome que en la institución sólo las mujeres usan este tipo de zapatillas. En palabras de las mismas estudiantes es debido a los giros que deben realizar, y muestran asombro ante mi inquietud sobre el por qué, como si preguntara por algo que es apenas obvio, ellas dicen que no es la costumbre, se verían feos y ridículos, ´´se ven como gays´´ alega una.
La profesora es con razón a la edad y nivel, mucho más exigente,  los pasos son más complejos y están dentro de coreografías grupales , sigue presente la rigurosidad en los movimientos y en la actitud agradable que debe tener la bailarina, a pesar de que a cada receso se quejen por la presión dolorosa de los zapatos.
El motivo de la clase es educar y fortalecer los pies para el uso de las zapatillas, de nuevo aparece la exactitud y rigurosidad que se cumpla con las poses como si fueran formulas exactas e infalibles.
Es evidente que la forma educativa de estas clases corresponden  en muchas formas a lo que en el libro ‘’La Danza  y el ballet’’ muestra en el capitulo analizado para esta segunda entrega, que mencionaré en las Fuentes Secundarias.

3. Ensayo de la Compañía de Incolballet.

Este es un espacio de tres horas dedicado al ensayo y preparación física de los bailarines profesionales de Incolballet. Contaba con hombres, mujeres y  dos profesores, uno para calentamiento, y otro para el ensayo coreográfico. Estaban vestidos con ropa deportiva, no había diferenciación en ese aspecto, pero toda la configuración del ensayo parecía dar su lugar distinguido y presencial en hombres y mujeres. En el calentamiento hacían los mismos movimientos, pero separados en grupos, y la coreografía tenía sus espacios de intervenciones separadas también –aspecto no común en este momento de la investigación, donde se ha visto que es bastante frecuente esta distribución en las danzas- además de contar con elevaciones y pas de deux, en los que la mujer encuentra apoyo para su virtuosismo en el hombre. Las mujeres usan sus zapatillas con punta que las dejan ver más estilizadas y empinadas posibles, cruzan y mueven sus piernas con rapidez,  mientras que los hombres se dedican a saltar con ligereza y sostener.

Fuentes Secundarias:
Documentales:
  • Libro: La danza y el Ballet Introducción al conocimiento de la danza de arte y del ballet, por Adolfo Salazar. Capítulos: ‘’El ballet de Cour. Luly’’ y ‘’La danza clásica’’.

He sentido necesario el comprender los orígenes y el proceso evolutivo del ballet a través de los años, rastreando siempre aspectos que me digan algo sobre la identidad de los géneros. Este libro me ha ayudado a salir de la ingenuidad respecto a cuestiones técnicas del ballet para poder ser más acertada en consideraciones posteriores.

El ballet como arte y espectáculo surge en el siglo XVII con el establecimiento de la danza no únicamente como practica de divertimiento, si no como institución codificada y complejamente escenificada –uso de coreografías, montaje escénico, músicos en vivo, entre otros-  este afianzamiento fue definitivo en Francia, con la fundación de la Academia Nacional de las Danzas durante el reinado de Luis XIV.  Durante la época de Luis XII, los bailarines de salón son fuertemente apreciados dentro del ballet que se estaba gestando, cabe resaltar que estos nunca mostraban su propio rostro ni sexo verdadero  -Salazar los nombra como travestis-  sino que usaban mascaras y disfraces  según su papel en el argumento de la pieza,  sólo los hombres muy educados en la práctica podían participar en el baile, en el grand ballet fastuoso y rimbombante. Las representaciones escénicas de mujeres eran reemplazadas por hombres.  Aun así, no se siente en esta reconstrucción histórica, una segregación de la mujer absoluta,  en lo que este periodo respecta, sí son anuladas de la elite más fuerte, y relegadas a presentar bailes entre ellas mismas; los bailes inter género no tenían mucho reconocimiento,  aunque en niveles más populares , es decir, clases más bajas, este tipo de reglas eran menos fuertes.

Volviendo a Luis XIV y a la Academia Nacional de la Danza, ocurren en este periodo aspectos a mi gusto interesantes y que serán importantes en las prácticas de hoy en día. El baile sale del salón, el ballet deja la sala y sube al escenario, lo que cambia las perspectivas. Las coreografías de sala se regían por una horizontalidad –de atrás hacia adelante y de un lado a otro-  donde los espectadores rodeaban por completo a los bailarines, observándolos por todos los lados desde una altura un poco superior a la de ellos, cuando el ballet sube a escena, la mirada del espectador cambia, y se torna un tanto vertical, lo que conlleva a nuevas formas de moverse buscando acentuar el camino de esta nueva mirada; se intensifican y surgen nuevas formas de elevaciones, saltos y estiramientos de brazos, todo en pro de una sensación de ´´ligereza ascensional´´ .
Se establecerán también las cinco posiciones básicas del ballet, para otorgar unidad al estilo clásico y mantener el aplomo del bailarín aun en los pequeños momentos de descanso,  esto convierte a la danza en todo un devenir de actitudes, una tras otra, donde a cada posición de los pies le corresponde una posición del cuerpo, especialmente los brazos y cabeza. Nada es improvisado en el estilo clásico, ´´todo está regulado matemáticamente, y como cada movimiento o actitud se basa en cada uno de los valores musicales del compas, el bailarín parece como si, al bailar, solfease la música de danza; y de hecho, si se le ve en uno de sus estudios o ensayos, podrá oírsele  contar grupos de cifras que responden a la correspondencia entre los valores del compas y su traducción plástica en pies, manos y cuerpo´´. El ballet se instaura como doctrina a través de firmes decisiones técnicas, configurando una especie de tablatura  bailable,  una partitura donde en vez de notas hay pasos. Vamos  notando ya una gran rigurosidad y minucia.
A partir de las cinco posiciones base, se arman pasos más complejos, que a su vez  construyen  otros grupos de pasos como los allegro y adagio, una cadena de movimientos en determinado tiempo. Y es a partir de esta puerta por la que se entran a pasos como el pas de deux, pas de trois, pas de quatre, en los que hombres y mujeres se unen en un solo movimiento, siendo especialmente importante la participación del hombre, en el que hay que distinguir dos papeles: el de bailarín solista y el de auxiliar de la bailarina en sus vueltas y elevaciones , en este caso se lo denomina como danseur noble,  del cual ´´se ha dicho, graciosamente, que viene a ser como la tercera pierna de la bailarina […] En todo caso, el danzante solista debe acomodar sus inflexiones a las de su compañera , supeditando sus facultades y su técnica a la galantería’’.

Más adelante, conforme avanzan los siglos, sabremos que las variaciones a las formas base del ballet, serán la piedra sobre la que se empiece a cimentar la modernidad en la danza, bajo la permeabilidad de los esquemas clásicos transformados a formas más innovadoras, o dejando influenciarse por estilos ‘exóticos’ como la danza africana, española, mexicana, entre otros.

¿Qué ha sido relevante en todo esto a la luz de mi investigación? El reconocimiento de saberes tanto ausentes como presentes en relación a mi objeto, por ejemplo, que el afianzamiento de saltos y elevaciones –tan comunes en los pas de deux- no están únicamente en función de la identidad de los sexos como suponía,  sino también por decisiones de estilo que se han hecho en base a la ubicación física de los espectadores;  que haya una doctrina clásica universalizada que actúa por igual en la educación de los dos géneros,  con la evidente mención al papel del hombre como sostén y trípode de la bailarina, pero sin olvidar que no ha sido desde siempre, sino después de un proceso de integración  en las coreografías, antecedido por la preponderancia del hombre en la participación en el ballet de salón, cuya motivación es desconocida en el libro pero tal vez encuentre respuestas en las indagaciones sobre identidad que he realizado en otras publicaciones de corte antropológico, que hablan sobre la marcada fuerza masculina engendrada desde los cimientos de las sociedades occidentales patriarcales.
Es importante también, como se menciona el cuerpo del bailarín siempre a favor de elaborar con solidez los pasos, de que haya una pulcrísima correspondencia entre lo metodológico y toda la expresión corporal, por lo tanto, tanto hombres como mujeres están siempre en función del rol que representan, y de asumir lo que por academia les corresponde.


  • Capítulo: Las lógicas de lo social, del libro  Masculino/ Femenino. El pensamiento de la diferencia  de Françoise Heritier.
En este capítulo Heritier habla de las relaciones de parentesco  - tan aparentemente  inquebrantables  y vitales en la construcción de formas de ver el mundo-  que se dan en todas las sociedades estudiadas por ella, así no sean de origen occidental. Encuentra en estas dos tipos comunes de estructuras familiares y de poder : las matrilineales –provenientes de la madre-  y patrilineales –provenientes del padre-. En las matrilineales el dominio no está necesariamente en manos de las mujeres, si no, como en la mayoría de los casos, en los parientes hombres de la mujer cónyuge; en las patrilineales la fuerza se mantiene a través del hombre y su descendencia masculina, distribución que les otorga el manejo capitales económicos y simbólicos.
También hace énfasis en las terminologías y significaciones filiales aparentemente universales, y explica esto a partir del reconocimiento de la necesidad de engendrar que implica una sucesión de generaciones cuyo orden no puede ser invertido: el padre siempre precede al hijo. Así como la presencia de dualidades – mencionadas en el Diario N.1 sobre el mismo libro-  inherentes a cualquier tipo de comunidad y colectividad humana, dualidades que siempre estarán marcadas cualitativamente, de forma positiva o negativa, en categorías oponibles; por mucho que los sexos en determinada cultura se vean como complementarios siempre habrá uno mayor y otro menor, de la misma manera como habrán oposiciones frío/caliente, alto/bajo, derecha/izquierda, entre innumerables otras. Estas  además hacen parte de un lenguaje ideológico y del conjunto de representaciones con los que son asumidos los fenómenos, accidentes y experiencias de la vida individual y grupal de las sociedades, otorgándoles sentido. Pareciera que el mundo reposa sobre el balance de estos elementos y sus las líneas conectoras.







jueves, 7 de octubre de 2010

Diario de Campo N.1

Objeto de estudio:
Al inicio de la exploración el objeto de estudio era el ballet, sin tener definido ningún eje temático dentro del mismo más allá que las posibles relaciones de dicho ejercicio con el cuerpo. Después, y como resultado de la indagación y búsqueda de información sobre esta danza, surgieron dudas que me llevaron a consolidar el objeto actual:  La identidad de género (masculino/femenino) a través del uso del cuerpo en el ejercicio del ballet, evidenciado en estudiantes de Incolballet, y la academia artística Allegro, en la ciudad de Cali.

Relación Investigador-Objeto:
El ballet como forma de expresión artística que involucra el cuerpo, es para mí una fuente de belleza que me incita curiosidad, atención, incertidumbres y perplejidades. Lo considero una práctica dura, demasiado perfeccionista, que podría llegar a ser tan rígida como un adoctrinamiento, y en causa de esto, ejercería restricciones para sus practicantes. En tanto a la cercanía o uso con la danza, no existe más que un vago recuerdo de una selección escolar rigurosa para pertenecer al grupo del baile . Actualmente es ‘ajeno’ a mis acciones cotidianas.
Por otro lado me eduqué en un colegio femenino religioso donde se me fueron fuertemente inculcadas reflexiones sobre el ‘ser mujer’. A partir de esto, surgió una inquietud por ligar el ballet y el cuerpo con el concepto de feminidad, pero reparé en que el ballet es una danza donde también participan los hombres, y que (al parecer) se ejercen en las coreografías, roles de caracterización de la identidad sexual, es decir, es un universo posiblemente permeado por la diferenciación de género.


Preguntas de Investigación:
  • ·         ¿Cuáles son las relaciones entre la danza (específicamente el ballet) y los cuerpos? ¿De qué formas estas evidencian la identidad de los géneros?
  • ·         ¿Cómo son establecidos los roles de género en el ejercicio de la danza? ¿Cuáles son sus diferenciaciones y similitudes?

Fuentes Primarias:
  • ·         Orales: Estudiantes, profesores y personal de atención y administrativo de Incolballet. Esperando respuesta del establecimiento para establecer contacto.
- Entrevista a Marcela Cusan, directora de Allegro. Visita al lugar de la cual obtuve los siguientes datos:
Allegro es una academia que cuenta con 30 años de funcionamiento, es una herencia familiar, es decir, fue fundada por la madre de la actual directora, que a su vez fue bailarina. Se dicen practicantes de la técnica rusa clásica Vaganova que emplea las cinco posturas básicas de la danza. Es una escuela que recibe tanto a mujeres como hombres, con tres modalidades de estudiantes según sus edades, pre-ballet, de 3 a 6 años (no usan zapatilla de punta, es decir, el soporte rígido en la parte delantera de los zapatos que cumple la función de sostener en peso del bailarín y de estilizar su figura al bailar); ballet, de 7 a 12 años donde empiezan a emplear la barra de apoyo y ballet para adultos,  de 12 años en adelante. Alegan no tener ningún tipo de criterios de selección, haciendo énfasis en la no discriminación por peso corporal y los beneficios potenciales de la danza para la salud, aunque en una de las paredes de las instalaciones se lea el letrero ‘La academia Allegro se reserva el derecho de admisión de los alumnos’. 
No tienen una tienda dentro del lugar, pero recomiendan a los padres llevarles o empacarles a las estudiantes alimentos para su receso de 10 minutos, sólo les permiten llevar cosas ‘suaves’ o livianas, ‘frutas y alimentos saludables’ por considerar el tiempo muy pequeño para un algo más fuerte, y por educar en una alimentación sana.
El lugar está adornado por fotografías y cuadros referentes al ballet, en su gran mayoría mujeres.
En tanto al tema de los géneros, Cusan comienza por reconocer que en el momento sólo hay un hombre adolescente en la institución, cuyo interés por la danza ha sido reciente, y  manifiesta que la asistencia masculina ha sido mínima debido a la presión social que recae sobre ellos y los etiqueta como homosexuales (nombrando el caso especifico de un estudiante, hijo de extranjeros,  desertor por este tipo de presión). Me comenta que los hombres aunque sean profesionales, solo suelen usar zapatilla de media punta (cuyo soporte rígido es más pequeño que el normal) a diferencia de las mujeres, que usan la punta completa, además que los dos géneros tienen la posibilidad de ‘solos’ en algunas coreografías, permitiéndoles destacarse individualmente, como también de bailar fusionados e integrados a un mismo nivel de importancia. Destacaría en las mujeres, la utilización de  movimientos de brazos lentos y sutiles, y en los hombres la exigencia en los giros y saltos.
Cusan también me habla del teatro en el ballet, espacio vital del desempeño de las identidades y los roles ligados con el sexo. 
  •     Documental: Contenidos de la página web de Incolballet. Asistencia al evento de ballet ''Obras Poéticas '' organizado por la institución, asi como la información sobre este (obtenida de la misma página).
Apuntes personales sobre el evento:
La obra parece en un comienzo tener un fuerte componente masculino, las mujeres salen agachadas, de cara tapada. A lo largo de la presentación muchos de sus pasos se apoyan en los hombres y caen ante estos con desesperación, estos las manipulan a su ‘antojo’ las cargan y balancean. Los roles están diferenciados por el vestuario, aunque comparten unos pasos, no son los mismos de las mujeres, hay una diferenciación.
Los pasos de las mujeres y sus tiempos en escenario son mucho más protagónicos, son pasos fuertes cargados de energía, ímpetu y calor, algunos podrían caer en la brusquedad, pero todo en pro de dar sensación de fuerza. Incluso en algún momento una mujer imita el cargar un bebé, una alusión clara a la materninad.
Pero a pesar de esto, hay una constante sensación de caos y desespero, los movimientos son rápidos, las manos siempre en la cara y una expresión angustiada, dejando ver una emoción por completo.
Considero que la perspectiva y la mirada del espectador se vio influenciada por la presentación* que hizo la directora de incolballet, sobre los orígenes, la mente y la idea detrás de esta pieza, ya que después de esto, se evidencia una mezcla áfrico-europea, donde la fuerza de una enjaulada y algo salvaje mujer se toma el escenario.


Notas: 

  1. Si la obra está anclada en lo contemporáneo, debe ir entonces por las misma senda que se plantea en el capitulo III, de La historia del Cuerpo del que hablaré mas adelante.
  2. La obra, a mi parecer, no es precisisamente un canto a la homogeneidad sexual, ya que confiere un espacio, en protagonismo y tiempo real, a los bailarines por su sexo. La distinción en su ropa deja claro que hay intenciones de diferenciar la identidad y de caracterizarla. Aun así, no me atrevería a poner aquella representación de mujer en situación de ventaja o desventaja con la del hombre, dado que no puedo ignorar las intenciones ‘originales’ del creador de la pieza, pero si las puedo poner por dos canales, uno donde la resolución a la diatriba de dominación o no, se vea resuelta en base a dicha intención: ´´es un homenaje a la madre tierra, a la mujer generadora de vida…´´ es decir, para el autor, la mujer es protagonista. Y otro que sea la opinión del espectador, uno más libre de las miras de géneros, mas desprevenido, que esta espectadora cuyas apreciaciones ha anotado ya.

*Obras Poéticas fue creada en el lenguaje contemporáneo de la danza, es un ritual en homenaje a la madre tierra, a la mujer generadora de vida, al respeto por nuestras raíces, por nuestros muertos. Invita a la introspección sobre los comportamientos como seres humanos, a resolver las contradicciones para lograr  el equilibrio entre lo espiritual y lo terrenal. El coreógrafo de raíces africanas y alemanas, Patrick de Bana, se inspira en la obra de Leopold Sedar Senghor, poeta y primer presidente de Senegal, quien fue uno de los políticos africanos más respetados y coherentes y considerado como el mejor poeta africano en lengua francesa. (www.incolballet.com/publicaciones.php?id=37226)

Fuentes Secundarias:

Orales: Asesoría con el profesor Manuel Silva, sobre textos que me podrían ser útiles para la investigación:
- Hall Stuart [1996]. “Quién necesita identidad”. En Hall Stuart, Du Gay Paul (comps.) [1996]. Cuestiones de identidad cultural. Buenos Aires: Amorrortu, 2003: 13-39. Por consultar.
Justificación: Evaluar y elaborar a partir de la pertinencia del texto, posibilidades de cruce y análisis con mi objeto de estudio.

· Documentales:
- Ensayo La Danza moderna mas allá de los géneros, por Morella Petrozzi:

Este ensayo catapulta mi interés por los géneros y el cuerpo, a pesar de que el enfoque da por sentada la postura dominada y sumisa de la mujer a manos de una ‘sociedad patriarcal’ de fuerza masculina. La mujer está relegada al poder, energía y virilidad del hombre incluso desde su gestualidad, minimizándose ella misma desde su espacio físico. Sin duda para Petrozzi, esto influye claramente en la danza debido a que estas son convenciones sociales y artísticas más que hechos biológicos (Marianne Goldberg).
En mi exploración busco dar más pistas al respecto, indagando en la formación de esas ideas de ‘sociedad patriarcal’ y si el ballet es realmente escenario de esas construcciones sociales.

-Capitulo: Escenas, El Cuerpo danzante: Un Laboratorio de la percepción, del libro Historia del Cuerpo, volumen III, por Annie Suquet.

Este capítulo relata las transformaciones y apreciaciones desde y hacia el cuerpo del danzante (no específicamente el del ballet) a través del tiempo. Primeramente como una fuente de sensaciones que encuentran su máxima fuerza únicamente en la experiencia visual, para pasar a conceptos como el de kinestesia, que trata no sólo la sensación de movimiento del bailarin, si no la del espectador sumergido en una percepción corporal del movimiento. La ruptura de los viejos esquemas clásicos, abren camino a miradas contemporáneas sobre el ‘cuerpo interno’ a la vez conectado con el universo, el ‘cuerpo como vehículo de una interioridad sicológica’ lleva a formas de moverse y la improvisación. Pero lo realmente interesante al gusto de mi exploración, son los cambios fuertes que coinciden con la revolución setentera de los sexos, según Suquet, la evolución de la danza da pie a la revalorización del tacto y el acercamiento de los cuerpos tan desprestigiado en siglos pasados: se empieza a evidenciar entonces ‘una redistribución igualitaria (…) un intercambio continuo de los papeles y cada participante sostiene y es sostenido a la vez’ –en la tendencia de danza de contacto, específicamente-.
Estas mudanzas académicas e ideológicas en la danza, no dejan de lado al ballet, que se dejó también permear por nuevas formas: ballet moderno y contemporáneo.


-Libro: La danza Ballet Introducción al conocimiento de la danza de arte y del ballet, por Adolfo Salazar.

En los primeros capítulos de este libro se habla sobre el baile como una expresión espiritual, que alcanza a sobrepasar los límites de lo humano. La danza proviene y surge a partir de conexiones con emociones, sentimientos, que promoverían movimientos bellos y estéticos (caben en esta descripción las danzas religiosas y de alabanza, que serían danzas además de emocionales, protocolarias –junto con la idea de ritual, a mi juicio-). Estas expresiones del cuerpo que están cargadas de simbologías, tienen una ‘magia imitativa’ que evoca las prácticas humanas y de la naturaleza; por ejemplo, en el hombre primitivo, fueron la caza, la fecundación y el clima.
El prolongamiento de este tipo de prácticas llevó a que su realización se diera también por razones puramente artísticas, lo que a mi gusto, ha convertido la danza tanto en profesión como en pasatiempo de los dos géneros.


- Libro: Masculino/Femenino, El pensamiento de la diferencia por Françoise Héritier.

En el capitulo ´´La valencia diferencial de los sexos. ¿Se halla en los cimientos de la sociedad?’’ encuentro una de las anclas mas fuertes con todos los conceptos anteriormente planteados por el resultado de la búsqueda en las fuentes, ya que parte de la observación de la diferencia (‘categorías de oposición’) como fundamento de todo pensamiento. Mas aun en el estudio de los sexos, la diferencia es vital (¿y primaria?) y nace de los cuerpos, de lo biológico y aparentemente innegable.
Lo masculino y lo femenino (como no se ve explícitamente en las consultas realizadas de la danza y el ballet) tienen correspondencia con unas actividades impuestas socialmente a partir de su naturaleza biológica, del ‘sexo anatómico’. Cada sexo tiene unas tareas que son designadas por construcciones sociales de culturas específicas, son ‘unidades conceptuales inscritas en el cuerpo’.
Plantea Héritiar, que Aristóteles consideraba a las mujeres más débiles debido al hecho de no controlar la pérdida de su propia sangre, refiriéndose al periodo menstrual, en cambio los hombres perdían su sangre si lo deseaban, como también su esperma, esto lleva a  dualidades como: deseado/no deseado, sufrido/no sufrido, que parten del control de cada género de sus sustancias corporales. Para el autor es probable que estas ‘desventajas’ femeninas ligadas a lo físico, tanto como las tres bases establecidas por Claude Levi-Strauss (la prohibición del incesto, el reparto sexual de las tareas y una forma reconocida de unión sexual) hayan sido los pilares de las diferencias de género. Así, se han construido unas fuertes asociaciones en torno a la identidad que son difíciles de derrumbar, al menos en la sociedad occidental y occidentalizada. ¿Estas asociaciones deberían penetran el universo del ballet, imprimiéndoles caracterizaciones a sus bailarines según su sexo? ¿Es  probable que lo hagan, si consideramos tanto a los participantes de esta practica, tanto al público espectador , como actores sociales que llevan en sí unas ideas de género heredadas por su cultura (ideas que tambien han sido suceptibles a transformaciones, como el caso de la danza moderna)?

Técnicas: Espero concertar unas conclusiones, en base a la información brindada por las fuentes, tanto primarias como secundarias. Las primarias ofrecerían  la ‘palabra’ directa del objeto de estudio, y las secundarias, el apoyo teórico sobre el cual establecer las respuestas.
Me interesa observar al objeto de estudio en calidad de asistente pasivo, es decir, que no interfiera con la dinámica natural del medio, al menos en las clases y ejercicios que se lleven a cabo en las instituciónes.  Esto no se cumpliría a cabalidad en el caso de las entrevistas a realizar, dado que presentaría mi identidad.
Considero entonces, la observación y la documentación (algo así como teoría-empírica) como las dos herramientas más importantes en mi exploración, tejiendo una relación de doble vía entre estas que me permita llegar las respuestas tanto esperadas, como no esperadas.

    sábado, 2 de octubre de 2010

    Pas de deux (en español, paso de dos) : Pasos de ballet que son ejecutados a duo, un hombre y una mujer.


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